Vaya pregunta, eh?…
Es muy difícil de responder sin haberlo meditado detenidamente. No existe un solo punto de vista sino muchos y muy distintos. Y al hacernos esta pregunta se nos plantean otras más que vienen a constituir un examen de nuestro pasado, presente y futuro como empresarios.
No vamos a detenernos en lo que, probablemente, sea la cuestión principal que hay que tener en cuenta en ese momento: ser conscientes que eliminamos el muro que separa el mundo del trabajo con el mundo de la familia. Circunstancia que puede llegar a ser altamente conflictiva.
Vamos a considerar, exclusivamente, que inviertan su dinero temporalmente a cambio de una rentabilidad predeterminada. Es decir, no entran en el capital social de la empresa. Por supuesto, protocolizando todo y formalizando un contrato de préstamo con las implicaciones fiscales obligatorias.
En este momento hay que tener en cuenta los principales factores que intervienen en toda inversión: rentabilidad, riesgo y perfil del familiar que invertirá parte de su patrimonio con nosotros. Por ahora, nos vamos a centrar exclusivamente en la rentabilidad que ofrecer a nuestro familiar.
Somos conscientes que el coste financiero será superior que acudir a la financiación externa. Pero, ¿hasta dónde llegar?.
Tendremos que calcular el ratio financiero denominado ROA (Rendimiento de nuestro Activo). Para ello, dividiremos el beneficio antes de intereses e impuestos BAII) entre el total activo de nuestra empresa y el resultado lo multiplicamos por 100 para expresarlo en porcentaje. Ese resultado es el rendimiento que nuestra empresa realmente es capaz de alcanzar con independencia de la fiscalidad y de los gastos financieros derivados de la financiación que ya tengamos. Este es el límite máximo que deberíamos ofrecer a nuestro familiar. Un interés superior perjudicaría nuestra empresa ya que la rentabilidad que obtenemos sería inferior a lo que le pagamos a nuestro familiar por su dinero. Por supuesto, es posible tener en cuenta otras consideraciones ya que no estamos contemplando que el préstamo de nuestro familiar se invierta en activos que incrementen la capacidad productiva de la empresa y, por tanto, los futuros beneficios.
Nuestro curso gestión financiera para pymes no solo te enseña a calcular el ROA de tu empresa, entre otras cosas, sino a planificar su crecimiento. Hablamos de solvencia, liquidez y rentabilidad. Parámetros que debes conocer y controlar para tener un desarrollo sostenible en el tiempo. Invierte algo de tiempo (no mucho) en conocer estos conceptos y comprenderás la cantidad de información que tu empresa puede ofrecerte y lo que puedes hacer con ella.