Pulsar el botón AZ-5 (Defensa de Emergencia Rápida 5) era la última medida desesperada de los técnicos de la central nuclear Vladimir Lenin, situada en la ciudad ucraniana de Chernóbil, para detener el desastre que se les venía encima. Al pulsar dicho botón debían haberse introducido todas las barras de control en el núcleo de la central y producirse un apagado de emergencia. A esa situación se llegaba por no haberse seguido los procedimientos de seguridad previstos y tomarse decisiones improvisadas. Pero los efectos de pulsar ese botón no se produjeron ya que era demasiado tarde. El resultado final lo sabemos todos: la explosión del reactor y la expulsión a la atmósfera de una cantidad indeterminada de material altamente radiactivo. Treinta y tres años después sigue prohibido por motivos de seguridad el acceso a Chernóbil.
Un inversor que gestiona su cartera debe tener claro tres cosas: su objetivo de inversión, que dicha cartera esté bien diversificada y el horizonte temporal. Si estos puntos los tiene bien definidos y ha dedicado el tiempo suficiente a perfilarla, las consecuencias de los vaivenes del mercado serán aceptables. Podrá asumir pérdidas temporales a corto plazo y no se pondrá nervioso. Le restará importancia y evitará la tentación de salir rápidamente de un fondo en plena caída. Los gestores saben perfectamente de lo que estoy hablando. No pocos han actuado alguna vez como freno ante un cliente que quiere salir de su fondo en plena bajada impulsado por el pánico. Y eso no debería pasar.
Si se llega a esto es que algo ha fallado. Incluso puede que hayan fallado todas las características de las que hemos hablado antes: su objetivo de inversión no estaba bien definido (incluyendo su tolerancia al riesgo), cartera poco diversificada (incluso a veces nada diversificada: clientes con solo uno o dos fondos) y un horizonte temporal no bien definido.
Si esto ocurre, el cliente pulsará su botón AZ-5: sale pitando del fondo y, como pasó en Chernóbil, con consecuencias no deseadas: no querrá volver a saber nada de este tipo de inversión durante un buen tiempo.
Contar con asesoramiento profesional es indispensable para evitar llegar a esta situación. Los gestores de patrimonio y asesores financieros ayudarán a no tomar decisiones improvisadas. Le aconsejarán, si la cartera está bien diversificada, que incluso compre participaciones del fondo que está cayendo. Justo lo contrario de lo que al cliente le pide el cuerpo.
En el Instituto de Formación Financiera formamos a los asesores y gestores de patrimonio para que puedan obtener una de las certificaciones más completas que existen y que acreditan su capacidad para aconsejar y asesorar en materia de gestión de patrimonio: EFA (European Financial Advisor).
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